La Investigación de Operaciones o Investigación Operativa es
una disciplina donde las primeras actividades formales se dieron en Inglaterra
en la Segunda Guerra Mundial, cuando se encarga a un grupo de científicos
ingleses el diseño de herramientas cuantitativas para el apoyo a la toma de
decisiones acerca de la mejor utilización de materiales bélicos. Se presume que
el nombre de Investigación de Operaciones fue dado aparentemente porque el
equipo de científicos estaba llevando a cabo la actividad de Investigar
Operaciones (militares).
A lo largo de la historia es frecuente encontrar una
estrecha colaboración entre científicos y militares con el fin de dictaminar la
decisión óptima en la batalla e intentar obtener la victoria. Es por esto que
muchos expertos en la materia consideran el inicio de la Investigación
Operativa en el siglo III A.C., durante la II Guerra Púnica, con el análisis y
solución que Arquímedes propuso para la defensa de la ciudad de Siracusa,
sitiada por los romanos. Entre sus inventos se encontraban la catapulta, y un
sistema de espejos con el que incendiaba las embarcaciones enemigas al enfocarlas
con los rayos del sol.
En 1503, Leonardo da Vinci participó como ingeniero en la guerra
contra Pisa ya que conocía técnicas para realizar bombardeos, construir barcos,
vehículos acorazados, cañones, catapultas, y otras máquinas bélicas.
Una vez terminada la guerra las ideas utilizadas con fines
bélicos fueron adaptadas para mejorar la eficiencia y la productividad del
sector civil.
Una de las áreas principales de la Investigación de
Operaciones es la Optimización o Programación Matemática. La Optimización se
relaciona con problemas de minimizar o maximizar una función (objetivo) de una
o varias variables, cuyos valores usualmente están restringidos por ecuaciones
y/o desigualdades.
Hoy en día el uso de modelos de optimización es cada vez más
frecuente en la toma de decisiones. Este mayor uso se explica, principalmente,
por un mejor conocimiento de estas metodologías en las diferentes disciplinas,
la creciente complejidad de los problemas que se desea resolver, la mayor
disponibilidad de software y el desarrollo de nuevos y mejores algoritmos de
solución.
Un modelo de Investigación de Operaciones requiere
necesariamente de una abstracción de la realidad, además de identificar los
factores dominantes que determinan el comportamiento del sistema en estudio. En
este sentido, un modelo es una representación idealizada de una situación real
o un objeto concreto.
Otro antecedente de uso de la Investigación Operativa se
produce durante la Primera Guerra Mundial en Inglaterra, con el estudio
matemático de Frederick William Lanchester sobre la potencia balística de las
fuerzas opositoras. Además desarrolló, a partir de un sistema de ecuaciones
diferenciales, la Ley Cuadrática de Combate de Lanchester, con la que era
posible determinar el desenlace de una batalla militar en función de la fuerza
numérica relativa y la capacidad relativa de fuego de los combatientes.
Thomas Alva Edison también hizo uso de la Investigación
Operativa, contribuyendo en la guerra antisubmarina, desarrollando técnicas
para que los navíos pudiesen evadir y destruir los submarinos enemigos,
dotándolos de una protección anti-torpedos.
Desde el punto de vista matemático, en los siglos XVII y
XVIII, Newton, Leibnitz, Bernoulli y Lagrange, trabajaron en obtener máximos y
mínimos condicionados de ciertas funciones. El matemático francés Jean
Baptiste-Joseph Fourier esbozó métodos de la actual programación lineal. Y en
los últimos años del siglo XVIII, Gaspar Monge asentó los precedentes del
método Gráfico gracias a su desarrollo de la Geometría Descriptiva.
A finales del siglo XIX, Frederick Winslow Taylor realizó un
estudio que permitió maximizar el rendimiento de los mineros, en el que se
determinaba que la única variable realmente significativa era el peso combinado
de la pala y su carga. De esta forma se diseñaron palas según los diferentes
tipos de materiales con los que iban a utilizarse.
Janos Von Neumann publicó en 1928 su trabajo "Teoría de
Juegos", que proporcionó fundamentos matemáticos a la Programación Lineal.
Posteriormente, en 1947, visionó la similitud entre los problemas de
programación lineal y la teoría de matrices que había desarrollado.
En 1939, el matemático ruso Leonid Vitálievich Kantoróvich y
el holandés Tjalling Charles Koopmans, desarrollaron la teoría matemática
llamada "Programación Lineal", por la que les fue concedido el Premio
Nobel de Economía.
En 1945, George Joseph Stigler planteó el problema de la
dieta, a raíz de la preocupación del ejército americano por asegurar unos
requerimientos nutricionales básicos para sus tropas al menor coste posible. Se
trataba de determinar la cantidad, entre 77 alimentos diferentes, que debería
ingerir diariamente un hombre mediano de aproximadamente 70Kg de peso, de modo
que las necesidades mínimas de nutrientes fuesen iguales a las recomendadas por
el Consejo Nacional de Investigación norteamericano. El problema fue resuelto
manualmente mediante un método heurístico con el cual se examinaron 510
diferentes posibilidades de combinación de alimentos, y cuya solución difería
tan sólo unos céntimos de la solución aportada años más tarde por el método
Simplex.
Durante los años 1941 y 1942, Kantorovich y Koopmans
estudiaron de forma independiente el problema del transporte por primera vez,
conociéndose este tipo de problemas como problema de Koopmans-Kantorovich. Para
su solución, emplearon métodos geométricos que están relacionados con la teoría
de convexidad de Minkowski.
Se cree que Charles Babbage es el padre de la Investigación
Operativa, debido a sus investigaciones acerca de los costos de transporte y
clasificación del correo realizada en la Uniform Penny Post de Inglaterra en
1840.
Sin embargo no se considera que ha nacido una nueva ciencia
llamada Investigación Operativa o Investigación de Operaciones hasta la II
Guerra Mundial, durante la batalla de Inglaterra. La Luftwaffe, Fuerza Aérea
Alemana, estaba sometiendo a este país a un fuerte acoso aprovechando la
reducida capacidad aérea británica debido a la política de desarme, aunque
experimentada en el combate. El gobierno británico, buscando algún método para
defender su país, convocó científicos de diversas disciplinas para tratar de
resolver el problema y sacar el máximo beneficio de los radares de reciente
invención de que disponían. Gracias a su trabajo determinando la localización
óptima de las antenas y la mejor distribución de las señales consiguieron
duplicar la efectividad del sistema de defensa aérea y evitar que la isla
cayera en manos de la Alemania nazi.
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